Blog & Blog
 
  Home
  Word
  Oscar
  Lieblinge
  ...
Home
¿Quién no necesita un hombro en que apoyarse?
¿En qué consiste la vida?
Comer, dormir, ganar dinero para poder comer y dormir a gusto. Ganar dinero. Comer. Dormir.
Parece todo demasiado básico.
Es como si faltara algo.
¿Dios?
¿Suicidio?
El suicidio podría ser el comienzo de algo peor. No parece muy atractivo si se puede seguir comiendo y durmiendo.
 
Cuando no trabajo tengo demasiado tiempo para pensar, sentado o tumbado en el sillón de mi buhardilla, en soledad. Hay momentos en que llego a echar de menos el trabajo. Me he puesto a escribir porque ya estaba harto de dormir y de no hacer nada. Anhelo la idea de no necesitar nada: ni trabajo, ni comida, ni sueño, ni dinero, ni mujeres.
Pero soy humano. A veces tengo hambre, a veces tengo sueño, a veces deseo sexo. Y el deseo no satisfecho me provoca angustia. Sobre todo lo del sexo.
 
Hace años me gustaba escribir historias. No me entretenía en diseñar ningún tipo de argumento. Me sentaba a escribir lo que saliera. Historias de algún personaje desencantado o insatisfecho, bebedor, fumador, más bien feo. Como yo.
 
Pero escribir historias no me ofrecía la posibilidad de ganar dinero, de encontrar algún ligue ni, sobre todo, de eliminar mi angustia. Así que me puse a buscar a Dios porque el suicidio me seguía dando miedo. La lectura de libros místicos o de autoayuda me condujo hasta la meditación.


La meditación es como la religión, es como la vida: no sirve para nada. Aunque una vez que la has probado, que has hecho que forme parte de tu cotidianeidad, ya no la puedes dejar. De tan natural, de tan inútil que es, no soy capaz de encontrar ninguna excusa para abandonarla. Como la vida misma.
 
A la vista de los hechos, he llegado a la conclusión de que la auténtica felicidad consiste en no esperar nada, hacer las cosas porque sí, porque hay que hacerlas, sin provocarlas pero sin esquivarlas.
Y tras obtener la receta de la felicidad sigo siendo infeliz, o al menos, me siento insatisfecho.
 
En ocasiones, sentado en mi coche, esperando a que sea la hora de entrar al trabajo, veo pasar alguna chica bonita, una de esas chicas cuyo fresco olor de juventud penetra a través de los cristales llegando hasta el cerebro con un nítido mensaje de atracción. Y ese mensaje anula la sensación de paz que provoca la meditación, ese mensaje te grita: ¡despierta, capullo, estás vivo!
 
El problema real es que a veces, sólo a veces, me siento solo. Cuando me siento solo no me apetece escribir sobre el tema. Es ahora, cuando no siento soledad, que escribo sobre ella. Y lo que diga no será exactamente lo que siento cuando estoy solo porque en este preciso instante carezco de esa sensación.
Cuando estoy solo me gustaría tener una chica junto a mí. Una chica bonita, joven y cariñosa. Un ángel.
 
Dispongo de la capacidad y el conocimiento suficiente para escribir frases hermosas, frases con calado, frases que toquen el alma. No es presunción. Dispongo de la capacidad. A veces la aplico, incluso. Pero el sentimiento no acompaña a la capacidad, al menos la mayor parte del tiempo. La belleza de una frase radica en la posibilidad de contrastarla con otras frases que no sean tan hermosas.



Vía : Oscar

  Creative Commons License
ßlog & ßlog by Annais Kramer is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 España License.
Based on a work at annais-officeyotros.blogspot.com.
 
   
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis